Ahorra con las cápsulas de café

El café en cápsulas: el ahorro y otros secretos de su éxito

A veces resulta interesante pararse a pensar cuánta vigencia tienen las modas y cuándo dejan de serlo para convertirse en algo casi rutinario, en el buen sentido de la palabra. Esto puede suceder con muchos objetos nuevos que han aparecido en los últimos años. Uno de ellos es la máquina de café con cápsulas. Si lo pensamos bien, ya la encontramos en casa, en la oficina y hasta en el bar: máquinas como la cafetera Dolce Gusto campan a sus anchas en multitud de espacios distintos, así que parece que no han pasado de moda.

De este objeto podemos recordar su exclusividad inicial, su lujo, su What Else con George Clonney desde el Lago di Como en sus anuncios de Nespresso como referencia en el mercado. Pero casi al mismo tiempo surgió Dolce Gusto, de la marca Nestlé, saliéndose un poco de la sobriedad de la casa que promocionaba el actor y ofreciendo precios más asequibles para todos.

La realidad es que estas cafeteras fueron acogidas maravillosamente bien entre aquellos que aman esta bebida y conocen los beneficios de beber café, y aún ahora -aunque se hayan normalizado y muchos hogares cuenten ya con ellas- siguen siendo un buen regalo para cumpleaños, Navidad u otros eventos. Los atractivos precios de muchas de estas máquinas y de sus cápsulas hacen que en muchos hogares salga rentable preparar el café de este modo cada día, además del ahorro de tiempo que supone su preparación cada mañana.

Pero no sólo los amantes del café las utilizan, también otras personas que no toman café y que, sin embargo, se compran la cafetera para las visitas por su comodidad y facilidad en el uso: comprobar que hay agua suficiente, poner la cápsula, dar un botón, esperar a que el botón se ponga verde, poner la taza, dar a otro botón y, voilá, café listo.



Pero no sólo su precio y funcionamiento es lo que más atrae, también su limpieza. Parece que lejos quedó -aunque aún hay muchos que se resisten- la clásica moka o la cafetera americana con filtros que se está convirtiendo casi en un objeto de reliquia de cafetería de películas americanas de los 80 donde, camarero o camarera, cafetera en mano, pasaba sirviendo más cantidad a los comensales.

También el sabor del café en cápsula es distinto. Es más parecido al del bar de cada mañana. Y es que, además, también hay bares que han decidido optar por poner una cafetera así, por no hablar de las oficinas y centros de trabajo, donde así es posible ahorrar tiempo y dinero más fácilmente, sin tener que estar delante de una máquina viendo cómo sale un café a veces demasiado aguado, demasiado dulce o demasiado amargo.

Esa ventaja también la tienen las cápsulas, pudiendo elegir distintos tipos de café. Y de té, porque no olvidemos que también se puede elegir té o chocolate.

Sea como fuere, en España existen ya más de 1,5 millones de consumidores de café en cápsulas, según se hace eco el informe de Forum del Café. En 2010 se calculaba que el 35% de las familias disponían ya de al menos una cafetera en cápsulas por hogar. Habiendo pasado 7 años de estas predicciones podríamos aventurarnos a decir que quizá hoy en día más del 50% y más del 20% de las ventas de café sean ya en cápsulas. Iniciado por grandes compañías y seguido por otras muchas que no han querido quedarse atrás, el subsector del café en cápsulas seguirá pisando fuerte muchos años más, ofreciendo diferentes opciones como hasta ahora, muchas de ellas a un precio muy razonable para que todo amante del café pueda disfrutar de su ración diaria.

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